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miércoles, 10 de octubre de 2012

SI ES TU VOLUNTAD - LEONARD COHEN



SI ES TU VOLUNTAD - LEONARD COHEN

Si es tu voluntad
que ya no hable
y mi voz quede en silencio
como lo estaba antes,
no hablaré más:
aguardaré hasta
que se me reclame
si es tu voluntad.

Si es tu voluntad
que una voz sincera surja
de esta montaña derruida,
cantaré para ti:
desde esta montaña en ruinas
todas tus alabanzas resonarán
si es tu voluntad
dejarme cantar.

Desde esta montaña derrumbada
resonarán todas tus alabanzas
si es tu voluntad
que yo cante.

Si es tu voluntad
-si existe la posibilidad-,
permite que los ríos rebosen,
que se regodeen las montañas,
que tu misericordia irradie
sobre estos infernales corazones en llamas.
Si es tu voluntad
hacernos el bien

y aproximarnos,
apriétanos fuerte
a todos tus hijos aquí
con sus harapos de luz,
con nuestros harapos de luz:
vestidos todos para matar
y poner fin a esta noche
si es tu voluntad.

Si es tu voluntad.

(Trad: Raúl Sánchez)

viernes, 20 de enero de 2012

FAMOSA GABARDINA AZUL - LEONARD COHEN


FAMOSA GABARDINA AZUL - LEONARD COHEN

Son las cuatro de la mañana, finales de Diciembre,
te escribo ahora sólo para saber si estás mejor:
Hace frío en Nueva York, pero me gusta este sitio,
suena música por Clinton Avenue toda la mañana.

Me han dicho que estás construyendo tu casita bien adentrada en el desierto.
Vives ya sin motivo: espero que te quede alguna especie de recuerdo.

Sí, y Jane vino de visita con un mechón de tu pelo.
Dijo que se lo diste tú
aquella noche en que planeasteis dejarlo todo claro
¿alguna vez lo dejasteis claro?

Ay, la última vez que te vimos parecías mucho más viejo.
Tu célebre gabardina azul, raída, colgada del hombro.
Habías ido a la estación a esperar todos los trenes
y te volviste a casa sin Lili Marleen.

Y compartiste con mi mujer un pedacito de tu vida
y cuando regresó ya no era esposa de nadie.

Te veo allí con una rosa entre los dientes
-otro ladrón agitanado y delgado más-,
veo a Jane despertándose…
Te manda recuerdos.

¿Y qué te voy a contar, mi hermano, mi asesino?
¿Cómo es posible decirte nada?
Supongo que te añoro, supongo que te he perdonado.
Me alegra que te interpusieras en mi camino.

Si alguna vez vuelves por aquí, sea por Jane o por mí,
has de saber que tu enemigo duerme y su esposa está libre.

Sí, y gracias por quitarle esa pesadumbre de la mirada,
imaginaba que la llevaba de por vida
y no me molesté en intentarlo.

Sí, y Jane vino de visita con un mechón de tu pelo.
Dijo que se lo diste tú
aquella noche en que planeasteis dejarlo todo claro.

Sinceramente:
L. Cohen.


(Trad: Raúl Sánchez)