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domingo, 8 de septiembre de 2013

MARTHA - TOM WAITS


MARTHA - TOM WAITS

-Operadora:
Línea, por favor.
(Han pasado tantos años
¿reconocerá mi voz cascada
mientras contengo las lágrimas?)

-Hola, ¿eres Martha?
Soy el viejo Tom Frost:
llamo desde lejos,
no te preocupes por la tarifa

porque hace cuarenta años o más,
Martha, trata de acordarte por favor.
Quedemos a tomar un café
y hablaremos de todo.

Fueron días de rosas,
poesía y prosa.
Martha: tú eras lo único que tenía
y yo lo único que tenías.

No existía el mañana:
habíamos almacenado nuestras penas
y las guardábamos para un día lluvioso.

Me siento mucho más viejo ahora,
tú también eres más mayor.
¿Cómo está tu marido?
¿Y los niños?
¿Sabes que yo también me casé?

Qué suerte que encontraras alguien
que te hiciera sentir segura,
porque eramos tan jóvenes y alocados:
ahora hemos madurado

y

aquellos fueron días de rosas,
verso y prosa.
Martha: yo sólo te tenía a ti
y tú sólo me tenías a mí.

No había mañana:
habíamos guardado las penas
y las reservábamos para un día lluvioso.

Era siempre tan impulsivo:
supongo que todavía lo soy.
Y todo lo que realmente importaba entonces
es que era un hombre.

Tal vez permanecer juntos
no era nuestro destino
y Martha, Martha:
Te quiero ¿no lo ves?

Eran días de rosas,
lírica y prosa.
Martha: sólo te tenía a ti
y tú sólo me tenías a mí.

El mañana no existía:
habíamos guardado nuestras penas
y las reservábamos para un día de lluvia.

Recuerdo anocheceres tranquilos
temblando a tu lado.

(Trad: Raúl Sánchez).

sábado, 22 de diciembre de 2012

TARJETA DE NAVIDAD DE UNA PUTA EN MINNEAPOLIS - TOM WAITS


TARJETA DE NAVIDAD DE UNA PUTA EN MINNEAPOLIS - TOM WAITS 

Ey, Charlie: estoy embarazada
y vivo en la calle 9
-justo encima de una sucia librería-
con la avenida Euclid.

Y me he dejado las drogas
y ya no bebo whisky:
mi hombre toca el trombón
y trabaja en el circuito.

Dice que me quiere
aunque el bebé no sea suyo.
Dice que lo criará
como si fuera su propio hijo.
Y me dio un anillo
que llevó su madre,
y me saca a bailar
cada Sábado noche.

Ey, Charlie: pienso en tí
siempre que paso por una estación de servicio
por aquello de la grasa que tenías en el pelo.
Y todavía conservo aquel disco
de 'Little Anthony and The Imperials'
pero alguien me robó el tocadiscos
¿Cómo te quedas?

Ey, Charlie: casi me vuelvo loca
después de que arrestaran a Mario
(volví a Omaha
para vivir con los míos,
pero todos los que conocía
estaban muertos o en la cárcel
así que regresé a Minneapolis
-esta vez creo que para quedarme-).

Ey, Charlie: creo que soy feliz
por primera vez desde mi accidente
y ojalá tuviera todo el dinero
que nos gastamos en droga
(me compraría un parking lleno
y no vendería nada:
simplemente conduciría un coche distinto cada día
según mi estado de ánimo).

Ey, Charlie: por el amor de Dios,
si quieres saber la verdad de todo esto,
no tengo marido
y no toca el trombón.
Necesito dinero
para pagar a este picapleitos, Charlie:
me van a dar la condicional.
Ven por San Valentín.

(Trad: Raúl Sánchez)

lunes, 26 de noviembre de 2012

JOHNSBURG, ILLINOIS - TOM WAITS


JOHNSBURG, ILLINOIS - TOM WAITS

Ella es mi único amor verdadero.
Sólo pienso en ella. Mira aquí en mi cartera:
ésta es.

Se crió en una granja.
Hay un lugar del brazo en el que me he escrito
su nombre junto al mío.

Ya ves: no puedo vivir sin ella
y soy su único chico.
Creció a las afueras de McHenry
en Johnsburg, Illinois.

(Trad: Raúl Sánchez)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

INVITACIÓN A LA TRISTEZA - TOM WAITS



INVITACIÓN A LA TRISTEZA - TOM WAITS

Está de pie en frente de la registradora
con un delantal, una espátula,
encargos del día anterior y resguardos para los solterones:
es una infracción de tráfico de la cabeza a los pies.
Bueno, se trata simplemente de una invitación a la tristeza.

Y te sientes como Cagney,
ella se parece a Rita Hayworth en el mostrador del local de Schwab.
Te preguntas si estará libre,
es solitaria y le gusta tontear:
hay que tener paciencia e ir reuniendo alguna pista.

Te pregunta '¿Cómo los vas a querer: medio hechos o revueltos?'
le dices 'Como sea va a ser la única forma:
ten cuidado, no te la juegues
con un tipo con una maleta
y un billete para salir de aquí
en una insulsa estación de autobuses
con un viejo par de zapatos:
porque no es más que una invitación a la tristeza'.

Pero no le puedes quitar la vista de encima,
te tomas otra taza de Java:
es esa manera en que te lo sirve bromeando con los clientes

'Piedad, piedad, señor Percy:
no hay nada de nuevo en Jersey
salvo el cacharro estropeado de un hombre que dejé atrás,
el sueño que anduve persiguiendo,
una lucha con el alcohol
y un pase abierto a la tristeza'.

Aunque ella tenía un papá encantador
y un precioso Cadillac color manzana
y una cuenta bancaria y todo eso
a lo que acostumbra la gente fina,
él seguramente la dejó por alguien de la jet,
no la quería si exceptuamos por la noche
y entonces estaba borracho y jamás le dijo siquiera si era importante para él:
así que le quitaron el certificado,
las llaves del coche, los zapatos
y la dejaron con una invitación a la tristeza.

Pero hay una línea de la Continetal Traiways que trae autobuses locales esta noche: 'Buenas,
puedes tomar mi asiento, me quedaré por aquí un rato,
me alquilaré una habitación en el Squire:
buscan personal en la gasolinera
y puedo comer aquí todos los días.
Total, ¿qué demonios tengo que perder?'.

Esto es una locura.
Largarse o quedarse: hay que elegir.
Aceptaré tu invitación a la tristeza.

(Tad: Raúl Sánchez).

jueves, 16 de febrero de 2012

EN EL NÍQUEL - TOM WAITS


EN EL NÍQUEL - TOM WAITS

Palos y piedras me romperán los huesos
pero siempre seré sincero
y cuando tu mami esté muerta y se haya ido
entonaré esta nana sólo para ti.

¿Y qué habrá sido de todos esos chiquillos
que nunca se peinaban?
Están alineados frente al bloque
allá en el niquel.

Así que mejor tráete un cubo
-el mío tiene un agujero-
y si no te llega mi carta
será que me han metido en la cárcel.

¿Y qué habrá sido de todos esos chiquillos
que nunca elevaron sus plegarias?
Duermen como bebés
allá en el níquel.

Y si mascas tabaco
y pides un deseo a una estrella
se te concederá donde se yerguen los espantapájaros
como broches finales de chistes entre los coches.

Sé de un sitio donde una escalera de color
no puede con una pareja
y hasta Thomas Jefferson
está allá en el niquel.

Así que bailando en corro 'Ring around the rosie'
te quedas dormido bajo la lluvia,
siempre llegas tarde a la cena
y me decepcionas, me vuelves a decepcionar.

Creo que escuché a un ruiseñor,
Roosevelt sabe dónde,
puedes saltarte los semáforos con Grady Tuck
allá en el niquel.

¿Qué fue de los chavales
que huyeron de casa?
El mundo no hace más que ensancharse
una vez vuelas por tu cuenta.

Así que esto va para todos los chavales:
El Hombre de Arena os llevara adonde
te echarás a dormir junto al Hombre Almohada
allá en el nickel.

Así que trepemos a través de ese ojal
y caigamos por las escaleras.
Te enseñaré dónde el peor de los vinos se vuelve añejo:
allá en el niquel.

(Trad: Raúl Sánchez)

domingo, 15 de enero de 2012

AVENIDA KENTUCKY - TOM WAITS


KENTUCKY AVENUE - TOM WAITS

El Buick de Eddie Grace tiene cuatro agujeros de bala en un lado
y Charlie Delisle está sentado en lo alto de un aguacate.
Mrs. Storm te clavará un cuchillo de carnicero
si le pisas el césped.
Traigo medio paquete de Lucky Strike, tío, así que vente conmigo.
Llenémonos los bolsillos con nueces de macadamia,
vamos al Bobby Goodmanson y saltemos el tejado.

Hilda juega al strip-poker mientras su madre cruza las calles,
Joey Navinsky va diciendo que le puso la lengua en la boca,
Dicky Faulkner tiene una navaja y unos cuantos condones.
Ese eucalipto parece un jorobado,
sopla el viento desde el sur.
Déjame que te ate con la cuerda de una cometa,
te enseñaré las heridas de mis rodillas:
cuidado con los cristales rotos,
ponte los calcetines y los zapatos y vente conmigo.

Sigamos a ese coche de bomberos
-creo que tu casa está en llamas-,
y vayamos a los suburbios
mientras machacamos serpientes de cascabel con una pala
y rompemos todas las ventanas de la casa de la vieja Anderson
y robamos un puñado de moras
y nos las restregamos por la cara.
Pillaré un dólar del bolso de mi madre
y compraré ese anillo con las tibias y la calavera:
puedes ponértelo en el cuello con un hilo viejo.

Luego escupiremos a Ronnie Arnold y le haremos un corte de mangas
y rajaremos las ruedas del autobús escolar -no vayas a decir nada-.
Cogeré un clavo oxidado y me inscribiré tus iniciales en el brazo
y te enseñaré a colarnos por el techo de la farmacia.
Cogeré los radios de tu silla de ruedas
y las alas de una urraca
y te las pegaré a los hombros y a los pies.
Le robaré una sierra a mi padre
para cortar los aparatos de tus piernas
y los enterraremos esta noche en el maizal.
Con un abridor en el bolsillo
saltaremos a ese tren de carga que pasa por casa
y nos deslizaremos por el desagüe
hasta new Orleans
en Otoño.

(Trad: Raúl Sánchez)